Llueve tan lento
que parece el cuadro
de una lluvia
borrándose en la lluvia.
En este instante de cristal
te encuentro.
Tu figura de agua y el murmullo
de tu tiempo de pétalo.
Un desierto de canto, la empapada
tristeza de las ramas,
y un letargo de nube
por los charcos.
Un angustioso mar,
quién sabe dónde
desgarrado de sí,
vuelve a su cauce.
Llueven alas y pasos,
y fantasmas de horas y en cada gota
que deshace,
tiemblo.
Quiero juntar el agua, con mis manos.
Mis rodillas muerden la tierra
para que no te beba.
El silencio pone sueño en el párpado del pulso.
Armonía de este estar y tu ausencia.
Cielo adentro
tu mensaje de luz y esta penumbra.
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